Hoy, de casualidad,
tropecé con un diario muy, muy importante. Y recaí en su
editorial (acerca de la difundida noticia sobre un texto escolar de contenido
racista). Pues bien, en tamañas honduras nunca me ha gustado adentrarme. Por supuesto,
tampoco en ningún tema que genere controversia, inspire sentimientos
encontrados o furibundas acusaciones morales.
Pero debo reconocer que en el editorial de marras (del 2 de julio del 2013 para más señas), hallé
un argumento, por lo menos, extraño. Aquí el extracto en cuestión:
“Que se trata de una leyenda es algo obvio, aunque solo anecdótica, pues ello no quita que su contenido tenga elementos que permitan que los niños recojan un mensaje racista: quienes tienen pieles más claras vienen de lugares más limpios que quienes tienen pieles más oscuras. ¿O acaso sería positivo utilizar como
materiales educativos leyendas u obras literarias que sugieran que el rol de
las mujeres es exclusivamente lavar y cocinar para sus maridos? ¿O quizá un
mito que diga que los judíos o los homosexuales, solo por serlo, son gente mala?”
¿Lo hallaron? ¿Sintieron
el mismo fogonazo de luz haciéndolos parpadear y la idea de que a alguien se le
ve el fustán del subconsciente? ¿O es que tengo una mente perversa, siniestra, retorcida
y decadente? ¿No? ¿Es que soy solo yo? Pues, entones solo me resta reconocer la
terrible perversidad de mi ser.
Debo confesar que luego de leer la última oración
de aquel supuesto argumento contundente, moralista, edificador, sentencioso y censor,
sentí el deseo de preguntarle, al invisible, y seguramente muy pagado de sí
mismo, autor de tamaña reflexión:
“Estimado e ilustre
patricio moderno. Por supuesto, eso del racismo es una cosa muy fea, pero ¿me
puede decir, disculpe, si no es mucha molestia, cuándo los judíos o los
homosexuales son gente mala según usted? Claro, solo “por serlo” no lo son. Clarito veo las comas. Pero por algo los mencionó ¿o no?”
Lo vuelvo a repetir: soy un ser mezquino y mal pensado. Moraleja: para escribir, en estos tiempos modernos y globalizados, hay que hacerlo con mucho, mucho cuidado. Tanto, que estoy pensando en eliminar este post. Y de paso tal vez deba matricularme en un Plan Lector.
Todos nos ponemos paranoicos de vez en cuando.
ResponderEliminarJaja. Es muy cierto. A propósito, curioso nombre. La frase del Facebook me recuerda, por estilo, a "Instrucciones para dar cuerda al reloj" de Julio Cortázar; y el texto, mirado muy, muy al vuelo, me recuerda, también por estilo, a "Para comerte mejor" de Gudiño Kieffer. Las disculpas del caso, porque toda comparación es odiosa. Soy el tipo menos curioso del mundo y como una tortuga feliz mientras no salga de su caparazón. Pero esta vez me atreví a curiosear a pesar de mi ridículo pudor. Suerte.
EliminarIba a titularlo "instrucciones para escribir un cuento", pero me pareció muy explícito. Gracias por la lectura.
EliminarSerá motivo para leerlo con calma. Como debe ser. Saludos.
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